En Familia (de Caravana)

EL ABUELO CONSTRUCTOR DE SUEÑOS

Quito, 19 de Abril de 2005.- Guillermo Hernán Baquero Carrillo nació en Quito, el 25 de junio de 1925. Ocho décadas después, serenamente se apaga la luz de su vida, como pragmática y filosóficamente la construyera.

Para él las utopías eran cosa de todos los días, le regocijaba el desafío de emprenderlas. Inventar, crear, explorar, recorrer, andar, fue su vida. Por ello, el tiempo para él no tenía término. Lector de largas jornadas. Sapiente y obsesivo. A veces tozudo hasta el agotamiento.

Miro atrás. El casco colonial. La Plaza de la Independencia. La iglesia de La Merced. San Juan. Una estrecha calle de piedra, empinada. Marcada a fuerza de subir y bajar por ella todos los días. Sus casas, todas alineadas en la monotonía del bullicio y del silencio.

Zaguanes y patios interiores iluminados y sombríos. Fachadas de piedra que se pierden entre el barro y el ladrillo. Anchas paredes, pintadas de ocre, que parece ser el color conque el paso del tiempo se hace sentir. Mirar para atrás, en el tiempo, me hace sentir nostalgia por todo lo vivido y lo no vivido.

Lo veo entre lápices y escuadras, recostado sobre una mesa de dibujo, tratando de descifrar códigos aún no inventados o recorriendo caminos infinitos que lo descubren como un hacedor de imposibles.

No lleva equipaje ni maletas, reconozco en él al constructor de esperanzas, al que sabe cómo levantar castillos siguiendo la línea de sus sueños. Ocho décadas después, serenamente se apagó la luz de su vida. (Ler).

ISMAEL

Quito, 18 de Abril de 2005.- Gracias por el comentario y por la nota de adhesión. El tiempo avanza inexorable y nuestras vidas también. La ausencia y la distancia, hace que nos reconozcamos con más fuerza en ese árbol genealógico donde los abuelos y los padres dejan de ser meros recuerdos, para convertirse en seres anhelantes del amor de sus hijos. Mensajes como el tuyo, de Marx o David, estoy muy seguro, estimulan para que en vida nos prodiguemos con más afecto, respeto, consideración. Una taza de café humeante, una mesa, miradas apacibles y manos cálidas, resumen lo más importante de nuestras vidas: los encuentros familiares. Luis.